Deja que tus hijos te echen una mano para hacerles sentir importantes. Si tus hijos aún son muy pequeños, no dejes las piezas de menores dimensiones al alcance de su mano. Ahora, en su última lucidez, repasaba la trayectoria vital de sus hijos. Sostenías mi mano. Pensé ¡ En Tunja se enteró Jiménez de Quesada de que en un poblado llamado Suamox (el actual Sogamoso) había un inmenso templo dedicado al culto del sol que estaba guarnecido de innumerables riquezas. Dos soldados fueron los primeros en entrar con antorchas en el Templo del Sol, en el que había muchas momias adornadas con oro y vestiduras coloridas. La construcción más grande que encontraron allí fue el templo de la luna. Para elegir el lugar apropiado, mandó explorar el campo y se decidió por el que le aconsejaron los españoles, en un lugar elevado junto a los Cerros Orientales, cerca del palacio de recreo de Teusaquillo, que pertenecía al cacique. Jiménez de Quesada organizó entonces un juicio, poniendo como abogado defensor del cacique a su hermano Hernán.
Con este aviso se preparó una expedición a cargo del Capitán San Martín, quien llegó hasta Iza, donde se enteró de la existencia de un poderoso cacique llamado Tundama; entonces regresó sin haber podido explorar los Llanos. La expedición fue desastrosa y con dificultad llegaron al valle de Neiva. Cuando represaron los españoles a Tunja después del saqueo de Sogamoso, dejaron en libertad a Quemuenchatocha y emprendieron el camino hacia el Valle de Neiva, alentados por las noticias de grandes riquezas que había allí. Llegaron sin encontrar resistencia, pues el psihipqua, al enterarse del avance de los extranjeros, ordenó el desalojo del poblado y huyó junto con su familia, su corte, sus sacerdotes y sus más de 400 esposas hacia el palacio de Facatativá. Esa misma noche los españoles recorrieron las casas de palacio con antorchas, por lo que se pudieron dar cuenta de que la mayor parte del oro había sido sacado de allí. Por fin, encontraron el palacio del psihipqua y emprendieron el ataque de inmediato.
Quedaron en buena amistad con los habitantes de esa población y se prepararon para continuar la marcha con la esperanza de encontrarse con el psihipqua Bogotá, del que ya tenían noticias. Luego siguieron la marcha hasta Suesca, lugar predilecto de Jiménez de Quesada por el buen clima y buen trato que recibía por parte de los nativos. Usó el primero y apuntó al lugar donde provenían los golpes; el segundo lo utilizó para escapar (el fantasma se había mantenido en silencio en esa ocasión). El poblado estaba situado justo frente al actual, al otro lado del río Funza (antiguo nombre del río Bogotá), en el lugar que hoy se conoce como Pueblo Viejo. Los güechas del Bogotá atacaron a los españoles por la retaguardia cuando estos se dirigían ya de camino hacia la población de Zipaquirá, pero los españoles obtuvieron la victoria sin necesidad de esperar los refuerzos que llegaron poco después. Sagipa fue conducido prisionero a Funza, donde el conquistador le exigió que le entregara el tesoro del Bogotá y le dio a un plazo para que llenara un bohío con oro hasta el techo a cambio de su libertad.
Mientras veían las paredes revestidas de láminas de oro, los españoles exclamaban: «Pirú, Pirú, Pirú», pues Pirú era como se conocía en aquel entonces al Perú, del que ya se sabía su gran riqueza en oro. Luego de la rotunda derrota de los panches por parte del ejército mancomunado de los españoles y los muiscas, el zipa y los españoles fueron a Bojacá a celebrar el triunfo con grandes regocijos y fiestas. No sospechan que nuestro ejército se prepara a unas pocas leguas para asestar el golpe definitivo, una vez hayamos acabado con los pocos guardias que quedan en pie, y abierto las puertas de la indómita Ilión. Además, las montañas del Oriente ofrecían una defensa natural contra el ataque de cualquier enemigo. Los guerreros güechas comenzaron a lanzar gritos de guerra, la población gritaba confundida y atemorizada y Jiménez de Quesada ordenó a sus hombres ponerse en posición defensiva, previendo un ataque inminente.
Sin embargo, el nuevo psihipqua no contaba con que los panches, tradicionales enemigos de los muiscas, estaban preparando un nuevo ataque a su territorio, lo que dificultaría en gran medida sus maniobras. Esta era la principal fortificación con la que contaba psihipqua de Muyquytá. Pese a todas las dificultades, Sagipa se hizo nombrar psihipqua y de inmediato lideró numerosas tropas contra los españoles, causándoles algunas péridas de importancia. Allí mismo ocurrió un hecho que fue reprochado por los mismos españoles, quienes atribuyeron a la excesiva codicia la infame actitud que tomó el General. Sagipa se volvió melancólico y no respondía ya a las preguntas de los españoles, guardando silencio en todo momento. En ese momento los tunjanos cerraron las dos puertas de los cercados de palacio, dejando a los españoles sin opción de escape, encerrados entre cercado y cercado. Desde Chocontá se dirigieron los españoles a Turmequé, Tenza y Garagoa. Después de esto, Quesada y sus hombres partieron hacia Turmequé, en camino hacia Somondoco, guiados por hombres de Chocontá. Quesada partió por la noche hacia Facatativá, acompañado por sus mejores hombres.